lunes, 25 de julio de 2011

Los caminos del Monte

Sigo recorriendo los caminos del Monte Impenetrable. Las casas de adobe aparecen entre palos santos, chaguar y algún palo borracho; tengo la sospecha que de noche bailan moviendo sus troncos caderones.
El cardón mueve los brazos como saludando al paisano a caballo, pero este lo ignora cubierto con su guardamonte.
Me pregunto que sueños guardan los que viven aquí…deben ser sencillos y transparentes como sus miradas.
El camino es interminable. Siempre lo fue y siempre lo será. Cada tanto se nos cruza un paraje, con una escuela y chicos jugando.
Pero el paraje se termina y el monte nos abraza otra vez. Nos acompaña por todo el camino y tengo la certeza que nunca se va a ir. Ojalá nunca se vaya.
La vegetación se espesa, el río debe andar cerca…quién sabe como estará: tranquilo o bravo.
Que misterioso este impenetrable…a cada paso me intriga lo que viene después. El color verde reina todo el monte, y las espinas son guardianas de la naturaleza.
Busco las miradas de ellos, los verdaderos dueños del monte. Los wichis. Sus ojos dicen mucho, pero sus bocas callan todo eso.
Me voy, pero seguro volveré, porque hay mucho más por descubrir y por cuidar.